ALFONSO DANIEL RODRÍGUEZ CASTELAO
(1886-1950)
“Sólo en las formas inmóviles del rostro se revelan
las tendencias insobornables del alma.”
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao.
LA VOZ DEL PENSAMIENTO GALLEGUISTA
En abril de 1943, Castelao concurre con Mártinez Barrio, presidente de la República en el exilio y con el general Miaja, a un acto al que asisten en el estadio Centenario, de Montevideo, cincuenta mil oyentes. Interviene en el acto el presidente de aquella República, doctor Batlle Berres. El discurso de Castelao en aquella ocasión figura en las últimas páginas de Sempre en Galiza, que salió de las prensas el 10 de marzo de 1944, y que desde entonces ha sido considerado como la Biblia del pensamiento galleguista.
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, gran figura de las artes y las letras, nació en Rianxo, A Coruña, el 30 de enero de 1886 y falleció en Buenos Aires el 7 de enero de 1950. Cuando sólo contaba cuatro meses, su padre emigra a la Argentina. Castelao permanece en su ciudad natal hasta 1895, que parte con su madre para la Argentina, donde resdide hasta 1900. Vuelve a Rianxo y estudia bachiller en el Instituto General y Técnico, y más tarde medicina en la Universidad de Santiago. “Me hice médico por amor a mi padre -nos dijo Castelao-; no ejerzo la profesión por amor a la humanidad”. Sin embargo, en Rianxo es especialmente recordada su presencia en el año 1918, con motivo de la terrible epidemia de gripe, durante la que ejerció la medicina en su localidad de nacimiento. Cursa el doctorado en Madrid. Participa en varias publicaciones como ilustrador y caricaturista. Contrae matrimonio con Virxinia Pereira en 1912 y dos años después sufre un desprendimiento de retina. En 1916 ingresa como funcionario en el Instituto Geográfico y Estadístico de Pontevedra. Participa en varias asambleas nacionalistas e ingresa en Irmandades de Fala. Fue director artístico de la revista Nós y creador de la Coral Polifónica de Pontevedra. Su viaje por Francia, Alemania y Bélgica en 1921 dio lugar a un Diario, que no sería publicado hasta 1977. Fue elegido diputado por Pontevedra en las Cortes Constituyentes de la Segunda República y fue uno de los fundadores del Partido Galeguista. En 1933 fue elegido miembro de la Real Academia Gallega. A finales de 1934 fue confinado a Badajoz. En 1936 nuevamente es elegido diputado. Encabezó la campaña para aprobar el primer Estatuto de Autonomía de Galicia. La rebelión militar del general Franco le sorprendió en Madrid. Funda en 1937 en Barcelona la revista Nova Galiza, órgano del partido galleguista, y colabora en Galicia Nueva, de Madrid. Este mismo año aparecen en Valencia sus albúmes Galicia mártir y Atila en Galicia, cuyas estampas expone en Moscú, en mayo del año siguiente, aprovechando una misión cultural que le había encomendado el gobierno de la República. De regreso, y después de una corta estancia en España, sale a finales de julio para Nueva York, invitado por las asociaciones gallegas de todo el continente americano. Castelao se había convertido en el indiscutible guía y apóstol de la libertad de Galicia. Da múltiples conferencias en los Estados Unidos y exhibe en varias salas y centros su álbumes y publica otro, Miliciano. Invitado por las colectividades gallegas, se traslada a Cuba, donde continúa su labor de propaganda republicana y galleguista. En 1939 regresa a Nueva York y continúa infatigable su labor, dibujando estampas de negros sobre apuntes tomados en Cuba. En julio de 1940 embarca para Buenos Aires donde se establece e ilustra una serie de libros de la editorial Atlántida.
El 14 de agosto de 1941 estrena en el teatro Mayo, de Buenos Aires, con extraordinario éxito, su farsa dramática Os vellos no deben namorarse, que marca en la literatura gallega un momento decisivo en la hasta entonces débil y lenta experiencia teatral. Esta farsa de Castelao tiene aún una gran validez literaria y resulta dotada de una modernidad sorprendente. Castelao se había iniciado en la narrativa con Un ollo de vidro (1922), su primera novela, Cousas (1926), As cruces de pedra na Bretaña (1929) y Os dous de sempe (1934). Libro de los destierros, podría llamarse su Sempre en Galiza (1944), que comienza, a manera de prólogo, con una serie de artículos escritos en Badajoz, que según nos dice Castelao “cuando Lerroux tuvo a bien ordenar que me preparase para mayores ausencias”. Se trata de una colección de ensayos políticos, escritos con bella sencillez narrativa y humor. Su éxito ha sido rotundo y cada día es mayor. En el año de su publicación se constituye el Consello de Galiza en el exilio bajo la presidencia de Castelao. También se funda con catalanes y vascos la revista mensual Galeuzca, que se abre con un ensayo de Castelao (“La posición ideológica de Galicia”). En marzo de 1946 es nombrado ministro sin cartera del gobierno de la República, con sede en París y allí reside hasta julio del año siguiente que regresa a Buenos Aires. En 1949 aparecen los primeros síntomas de la enfermedad que le costaría la vida. En agosto de este año, la editorial Nós manda a las prensas su último y monumental libro As cruces de pedra na Galiza, y a fines de este año se tira el primer pliego para que Castelao, en gravísimo estado, pueda ver parte de su obra. Poco después fallecería Castelao en el sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires, siendo enterrado en el Cementerio de Chacarita. En 1984, sus restos mortales fueron repatriados y llevados al Panteón de Gallegos Ilustres, en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval. Recientemente (Decreto 61/2009, de 12 de marzo) se ha declarado bien de interés cultural, con la categoría de sitio histórico, la casa familiar de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en la villa coruñesa de Rianxo. Y como dijo la figura más relevante de la Galicia del siglo XX: “Antes muertos que esclavos”.
Francisco Arias Solís
Jamás hubo una guerra buena o una paz mala.
Portal de Internautas por la Paz y la Libertad y de Foro Libre.
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sábado, 15 de agosto de 2009
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