lunes, 31 de agosto de 2009

Agustí Bartra por Francisco Arias Solís

AGUSTI BARTRA
(1908-1982)

“Caen fardos de estrellas
en las barcas.
Aquel que anduvo sobre el agua
y murió tan abierto
cuelga como una lamparilla en el rincón de los murmullos.”
Agustí Bartra.

LA VOZ AVENTURERA DE LA PALABRA

Cuando tuvo que salir para Francia en 1939, Agustí Bartra, había publicado en plena guerra civil, dos poemarios: L'oasi perdut (1937) y Cant corporal (1938). En éste resonaba ya el eco vibrante de Walt Whitman, pero el fruto personal de Bartra es fruto de su largo exilio, donde ha sido el poeta que más obras ha publicado. “Antes de la guerra yo no existía como poeta -nos dijo Bartra-. Nazco con la guerra en una situación límite. Mis primeros poemas salen de la tragedia que me rodean y de la que formo parte”. Aventurero de la palabra, el verbo será su grandeza y su servidumbre. De ahí que su épica lírica singular, transida de lirismo, marque un hito.

Agustí Bartra nació en Barcelona el 6 de noviembre de 1908 y fallece en Terrassa el 7 de julio de 1982. A muy tierna edad tuvo que trabajar en una fábrica textil de Sabadell. A los veinte años marcha a Barcelona, donde realizó su servicio militar y más tarde trabajó en una fábrica de sedas de dicha ciudad. En 1935 comienza a trabajar en el Ayuntamiento de la Plaza Sant Jaume e inicia sus colaboraciones literarias en Amic y Meridíá. Fue soldado de la República. No se le conoció militancia política. Al finalizar la contienda provocada por la rebelión militar del general Franco se exilió a Francia pasando por el puerto de Boet. A su llegada al país vecino fue internado en el campo de concentración de Argèles. En Francia conoce a la escritora Anna Murià, también exiliada, con la que se casó. En su largo exilio residió en el sur de Francia, y, con posterioridad, en la República Dominicana y Cuba, hasta que fijó su residencia en México. Dos becas Guggenheim le permitieron vivir en Brooklyn y Nueva Jersey (1949-1950) y, posteriormente, ser profesor en Yale (1961) y ocupar la cátedra Juan Ramón Jiménez en la Universidad de Maryland (1969). Regresó a España el 11 de enero de 1970 y se instaló en Terrasa. Recibió la Creu de Sant Jordy de la Generalitat de Catalunya y fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Terrassa, poco antes de su muerte.

Bartra dirigió la revista del exilio Lletres, asépticamente literaria, de notoria y legítima ambición artística y el suplemento literario Gaseta de las Lletres, de Nova Revista, y colaboró en diversas revistas del exilio como Las Españas, Revista de Catalunya, Nostra Revista, Germanor y Catalunya.

Entre la añoranza -su primer libro de la diáspora fue Oda a Catalunya des dels tròpics (1942)- y la espera, no siempre sosegada, de la repatriación con dignidad -Poemes del retorn (1972)-, Bartrá construyó con indomable esfuerzo, un microcosmos y volvió de América cargado de mitos y metáforas.

L'arbre de foc (1946) revela ya una voz independiente. Campos de concentración y el culto al amor como un credo forman el núcleo del libro. Màrsias i Adila (1948), es un canto a la pareja humana, mitificada, a veces con perfil de superhombres. Oda Atlántida (1951), Coral a Lluis Companys per a moltes veus (1954), igual que Rèquiem (1948) a la muerte de su padre, son cantos de trasfondo épicos. Poemes d'Anna (1955), dedicado a Anna Murià, su mujer, escritora de talento, evoca las infinitas modulaciones de la ternura amorosa. L'evangeli del vent (1956), una invocación o himno entre la autobiografía y la inventiva. En Ecce homo (incluido en su obra poética completa), la figura del exiliado, conciencia de su pueblo, emerge más que nunca. Uno de sus libros más ambiciosos y difíciles es Quetzalcòatl, recreación de un mito náhualt, cuyo personaje central es un rey y sacerdote tolteca. Bartra rinde homenaje y demuestra su enraizamiento, a México, segunda patria. En 1971 apareció la Obra poètica completa. También hay que destacar sus traducciones y, entre ellas, Una antologia de la poesia nord-americana.

Difícilmente la vida en los campos de concentración podía quedar sin su testimonio literario. La descripción de personajes en su novela Xabola (1943), de ambientes y de hechos tiene un tono ligeramente lírico, pero rezuma realidad en cada frase. El lector siente, en Xabola, las penalidades del campo de concentración: el frío, el hambre, la sarna y los piojos, la disentería y otras enfermedades, la muerte de los compañeros, la brutalidad de los guardianes, la nostalgia de un pasado confortable y la incertidumbre del futuro, la solidaridad y la insolidaridad... En 1968 se publicó en Barcelona una nueva versión de Xabola, con el título de Crist de 200.000 braços. Odisseu (1953) es una recreación de mitos homéricos. La lluna mor amb aigua (1967) es una novela, de ambiente mexicano, rural, en la que se mezclan escenas de la vida campesina cotidiana con otros de tono trascendente y épico. Para algunos críticos La lluna mor amb aigua es uno de los más interesantes y acertados experimentos de toda nuestra narrativa. Citaremos también su cuento L'Estel sobre el mur (1943).

A su retorno del exilio, Bartra siguió publicando: Deixant flors a la tomba de Rilke (1975), L'home auroral (1977) y El gos geomètric (1979). Y como dijo el poeta catalán: “¿Qué puede vencer, dime, la distancia entre el sueño / y las islas blanquísimas?”

Francisco Arias Solís

La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.


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