AUGUSTO FERRAN
(1835-1880)
“¡Ay de mí! Por más que busco
la soledad, no la encuentro;
mientras yo la voy buscando,
mi sombra me va siguiendo.”
Augusto Ferrán.
LA VOZ DEL CANTAR DE SOLEDAD
La figura de Augusto Ferrán siempre permanecerá vinculada a la de su amigo Gustavo Adolfo Bécquer a quien conoció en Madrid, en 1860. Bécquer estaba entonces escribiendo sus primeras rimas, Ferrán preparaba la edición de su primer libro, La soledad, que Bécquer prologó con páginas inolvidables. “Un libro impregnado en el perfume de las flores de mi país –nos dice Bécquer-; un libro del que cada una de las páginas es un suspiro, una sonrisa, una lágrima o un rayo de sol; un libro, por último, cuyo sólo título aún despierta en mi alma un sentimiento indefinible de vaga tristeza. ¡La soledad! La soledad es el cantar favorito del pueblo de mi Andalucía”.
Augusto Ferrán nace en Madrid el 27 de julio de 1835. Su familia poseía un taller de molduras doradas. Su padre se marchó a La Habana buscando fortuna. Augusto comenzó sus estudios secundarios en el Instituto del Noviciado. Pero su padre consideró conveniente completar su educación con un viaje a Alemania, adonde fue el joven luego de pasar por Parías. Su estancia en Alemania fue decisiva para su formación.
En 1859 muere su madre. El mismo año decide fundar la revista El Sábado, con el propósito de divulgar en España la poesía alemana. Con Justo Nombela publica el periódico Las Artes y las Letras.
En 1863 Ferrán publica sus Traducciones e imitaciones del poeta alemán Enrique Heine, un conjunto de poemas que tienen un aporte significativo en la maduración del cambio que entonces se estaba produciendo en la poesía española. En el mismo año publica la leyenda El puñal. Ferrán colabora asiduamente en El Semanario Popular, la revista más heiniana de la época.
En 1871 aparece el segundo libro de cantares La pereza. También publica un texto en prosa poética titulado Una inspiración alemana.
Poco después, parte para Chile, allí se casa y vive hasta 1877. Esperaba que su esposa viniera a España, pero muy poco después de su llegada a España , en 1878, tuvo que ser internado en un sanatorio para enfermos mentales de Carabanchel, en el que murió, dos años después, el 2 de abril de 1880.
Nadie mejor que nuestro becqueriano Ferrán nos ha cantado la soledad: “Pasé por un bosque y dije / aquí está la soledad... / y el eco me respondió / con voz muy ronca: aquí está./ Y me respondió aquí está / y sentí como un temblor, / al ver que la voz salía / de mi propio corazón”.
¡Y pensar que este poeta, Ferrán, el más hondo, el más puro, el más fino, al lado de Bécque, de los románticos españoles, ha sido cuidadosamente olvidado de nuestros historiadores literarios en general!
El cantar de soledad andaluz –en Ferrán y Bécquer- tiene acentos de íntima lejanía –que dijo también otro romántico-. La mística de estos poetas tiene resonancias tan lejanamente germánicas como íntimamente andaluzas. Todo lo mejor de la poesía romántica se apura y depura en sus voces. Algún día los estudiosos de la literatura española –los seguidores de la evolución de sus formas poéticas, líricas, dramáticas y novelescas...- untarán sus nombres para siempre.
La voz de Ferrán no sólo tiene el ritmo del cantar andaluz de soledad o soleá, sino que, además tiene duende. “Compañera de mi alma / no te apartes de mi lado / porque si me dejas solo / la soledad me hará daño”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Arias_Sol%C3%ADs
Cuando hay libertad, todo lo demás sobra. Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias.
miércoles, 9 de mayo de 2007
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