miércoles, 23 de mayo de 2007

LORENZO LUZURIAGA POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

LORENZO LUZURIAGA
(1889-1959)

“Realidad se llama esta publicación... Le hemos puesto
el subtítulo Revista de Ideas, porque en cuanto pensamiento
y por el pensamiento interviene en lo real el escritor.”
Declaración del número inaugural de Realidad (Enero 1947).

LA VOZ DE LAS IDEAS PEDAGOGICAS

Luzuriaga es uno de los más eminentes pedagogos españoles de nuestro siglo, cuya aportación a nuestra pedagogía es de decisiva influencia. Debe su formación intelectual a los eminentes maestros Francisco Giner de los Ríos, Manuel B. Cossío y José Ortega y Gasset.

Lorenzo Luzuriaga Medina nació en Valdepeñas (Ciudad Real) el 29 de octubre de 1889. Después de cursar estudios en la Escuela Superior del Magisterio, amplió los mismos en Marburgo (Alemania), donde conoció las nuevas orientaciones de la pedagogía europea, que unido a sus experiencias y estudios en las Universidades de Jena y Berlín nos da el hombre que lleno de entusiasmo y de ciencia se entregó por entero al engrandecimiento de la enseñanza en España.

Sus actuaciones en la Institución Libre de Enseñanza, al lado de sus maestros, Francisco Giner de los Ríos, y en el Museo Pedagógico, con Manuel B. Cossío, van destacando a Luzuriaga como el hombre sabio de grandes ideas pedagógicas para renovar nuestras enseñanzas e incorporarlas a las nuevas corrientes europeas. Creador y director de la Revista de Pedagogía, que tuvo una gran difusión y una decisiva influencia en todo el magisterio español. Tuvo a su cargo la sección “Hoja de Pedagogía e Instrucción Pública”, del diario madrileño El Sol, donde dejó brillantes muestras de su ingenio y cultura pedagógica. También colaboró en la Revista de Occidente.

Su labor, dentro del campo de la enseñanza universitaria, comenzó en 1933, al ser nombrado profesor del Curso de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, donde se destacó como un auténtico maestro.

Durante su destierro político fue dos años profesor de español en Glasgow. Requerido por García Morente y Amado Alonso, se trasladó a la Argentina, donde fue nombrado profesor de la cátedra de Pedagogía, de la Universidad de Tucumán, y después vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras. Más tarde pasó a Venezuela, de cuya Universidad de Caracas fue profesor de la cátedra de Historia de la Educación, que obtuvo por oposición. Después volvió a la Argentina siendo nombrado para la cátedra de Pedagogía, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Asume en la Editorial Losada la dirección de la Biblioteca Pedagógica, donde publica obras que enriquecen el acervo de conocimientos de todo el magisterio iberoamericano. Así, divulga en América hasta su muerte, acaecida en Buenos Aires, el 23 de diciembre de 1959, la obra de John Dewey, por el que sentía singular afinidad; de Messer, Dilthey, Kilpatrick, Bühler, Millot, Spranger, Claparède, Nohl y otros muchos, siendo sus propios libros: Escuelas activas, La pedagogía contemporánea, La educación nueva, La reforma de la educación, La escuela nueva pública, Pedagogía social y política, Ideas pedagógicas del siglo XX, muy celebrados entre los educadores de todo el continente, sobre muchos de los cuales ejerció influencia directa desde sus cátedras de Pedagogía.

En La educación nueva recoge las ideas de la escuela activa y vitalista del doctor Ovidio Decroly y de la doctora María Montesori, que llevaron nuevos aires de renovación a las enseñanzas de párvulos, así como a las de las Escuelas Maternales.

Su mujer, la distinguida psicóloga española María Luisa Navarro, le acompañó en el destierro. En España trabajó María Luisa Navarro como profesora de la Escuela de Sordomudos de Madrid. En Argentina fue profesora de Psicología y colaboró con sus familiares en la creación del primer jardín de niños que llevó el nombre -sugerido por Alejandro Casona- de Platero.

Lorenzo Luzuriaga funda en la argentina Realidad / Revista de Ideas, de la que fueron consejeros Francisco Romero, Francisco Ayala, Eduardo Mallea, el gran matemático español Julio Rey Pastor y, colaboradores, entre tantos, Corpus Barga, Antonio Espina, José Ferrater Mora, José Gaos, Adolfo Salazar, Pedro Salinas, Claudio Sánchez-Albornoz, Ricardo Gullón, Juan Ramón Jiménez y Rosa Chacel; a los que se incorporaron nuevos valores -típica ilusión esta de Luzuriaga-, que más tarde alcanzaron harta nombradía: Cortázar, Murena, etc.

Dada su sólida formación y amplia capacidad de organización, Luzuriaga llevó a la filosofía de la educación todo el contenidos de las nuevas corrientes pedagógicas extranjeras, si bien adaptándolas a la psicología y características del pueblo español. Su libro Las nuevas escuelas alemanas es un acabado estudio de las orientaciones de la nueva enseñanza en Alemania, que él procura encajar, en lo posible, en los programas de la primera enseñanza de la escuela española, constituyendo el noble intento del más brillante ensayo de la escuela activa en nuestra nación.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias


Por la convivencia frente a la crispación.
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Gracias.

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