sábado, 28 de abril de 2007

DOMINGO LÓPEZ TORRES POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

DOMINGO LOPEZ TORRES
(1910-1937)

“De noche ya, gritando mis ausencias,
buscaba yo en las playas las formas
que dejaban las chicas en la arena.”
Domingo López Torres.

LA VOZ BRUTALMENTE APAGADA

“¡Cómo atreverse a destacar un nombre de esta inmensa selva de nuestros muertos!”, escribía el enorme poeta Pablo Neruda. Pero es que el nombre que voy a pronunciar está tan atravesado de tantas significaciones que al pronunciarlo se pronuncian los nombres de todos los que cayeron en Canarias defendiendo la materia de sus cantos. Si la barbarie franquista hubiera buscado por todos los rincones de las Islas Canarias a quien sacrificar, como se sacrifica un símbolo, para intentar poner fin a la poesía, como si ello fuera posible, no se hubiera hallado, en nadie ni en nada como en este ser escogido. Estará muerto él, ofrecido como una azucena, bajo el mar en que sus enemigos le arrojaron, pero su voz estará por siempre viva, en la memoria de los hombres.

No sé como precisar su recuerdo, realmente del gran poeta canario Domingo López Torres tenemos muy pocos datos y la mayoría se los debemos al poeta Andrés Sánchez Robayna, pero sus poemas ya empiezan a aparecer en las antologías de la generación del 27. Una vez leído un poema de López Torres, no lo olvidaremos, ni perdonaremos nunca el asesinato de quien consideramos uno de los más altos exponentes del surrealismo español y uno de los escritores españoles más comprometido con las poéticas de las vanguardias. He querido traer ante vosotros el recuerdo del más joven de los vanguardistas canarios, del que dijo su amigo y escritor Eduardo Westerdahl, que era “la ternura de un surrealista al servicio de la revolución”.

Domingo López Torres nace en Santa Cruz de Tenerife en 1910. Sus escasos medios económicos le obligan a dejar sus estudios y tiene que trabajar desde muy joven, primero de orfebre y posteriormente en un servicio consignatario. En 1935 ya disponía de una librería-estanco, llamada “Número Cinco”, donde se celebraba una tertulia política y literaria. A los dieciséis años publica su primeros poemas en la revista Héspérides, en la que también colaboran los que serían sus compañeros de generación Eduardo Westerdahl, Pedro García Cabrera, Domingo Pérez Minik... En el verano de 1929 escribe Diario de un sol de verano , que no sería publicado hasta 1987. En 1930, fue uno de los impulsores de la revista Cartones, de la que se editó solo el primer número, al sufrir López Torres un grave accidente de barca en la bahía de Santa Cruz de Tenerife, en el que perdieron la vida, sus compañeros José Antonio Rojas y Julio Antonio de la Rosa. Colabora en el semanario Altavoz, dirigido por García Cabrera. Con Eduardo Westerdahl contribuye a la aparición de la revista Gaceta de Arte, en 1932. Revista que estuvo dirigida por Westerdahl y de la que López Torres fue un redactor muy activo. Al año siguiente, André Breton y Paul Eluard solicitan la colaboración de López Torres para una encuesta en la famosa revista francesa Minotaure.

El 4 de mayo de 1935, llegaron a Tenerife André Breton, Jacqueline Lamba y Benjamin Péret, invitados por el grupo de la Gaceta de Arte, el día 11, del mismo mes, se inaugura la Exposición Surrealista en la capital tinerfeña. Los surrealistas franceses regresan a París, el día 27, tras una larga actividad artística e intelectual. De esta experiencia nace el Nº 2 del Bulletin International de Surréalisme en el que se incluye el Manifiesto Surrealista firmado por Breton, Domingo López Torres, Agustín Espinosa, Benjamin Péret, Pedro García Cabrera, Eduardo Vesterdahl y Domingo Pérez Minik. López Torres en su artículo “André Breton y Tenerife”, publicado en la Gaceta de Arte, proponía un nuevo mapa “el de los países con una misma preocupación espiritual”. De todos los poetas canarios, López Torres es sin duda el más comprometido con el ideario bretoniano, tanto en lo propiamente poético como en las posiciones ideológicas. López Torres edita, por otra parte, la revista Indice, de la que solo se publica el primer número. López Torres se distinguía en esos momentos tanto por sus actitudes estéticas cuanto por su ideología socialista radical, expresada en diferentes artículos y –muy activamente- en la vida política de Tenerife. Fue un divulgador del socialismo, sindicalismo y surrealismo, dispuesto a “sacrificarlo todo por el éxito de nuestras ideas”.

Cuando se produce la rebelión militar de 1936 es apresado y conducido a la prisión de Fyffes , en la que escribió los poemas de su libro Lo imprevisto (inédito como tal hasta 1981). El escritor exiliado José Antonio Rial, gaditano que vivió desde su niñez en Gran Canaria y que estuvo relacionado con el grupo surrealista de Gaceta de Arte, publicó en Venezuela, en 1969, el libro La prisión de Fyffes en el que se describe con rigor el ambiente sórdido del lugar, “resultaba difícil superar la prueba de lo escatológico humano”, un “vivir en cloacas” en un recinto inadecuado para encerrar en él al elevado número de personas que allí tuvieron que enfrentarse a muy duras condiciones físicas y morales.

En febrero de 1937, Domingo López Torres fue arrojado al mar con otros compañeros enfundados en sacos. No olvidaremos ni perdonaremos tan horribles asesinatos. No podremos olvidar nunca estos crímenes, ni perdonarlos. Nunca. Y como le dijo al mar, su amigo el poeta Pedro García Cabrera “... si quieres quedarte con la verdad de sus sonrisas, / devuélveme su muerte al menos, / su muerte es mía y no te pertenece”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Te matan y después
piden perdón al cadáver.
Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL: http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm.
Gracias

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