MANUEL NORBERTO PÉREZ DEL CAMINO
(1783-1842)
“Eco del sabio letrado,
decirte osaré con él:
Harás bien si no te casas,
si te casas harás bien”.
Manuel Norberto Pérez del Camino.
LA VOZ DE UN EXILIADO.
Cuando en 1813 se retiraron en derrota las tropas de Napoleón tuvieron que salir con ellas los “afrancesados”, es decir, cuántos habían sido sus colaboradores: Meléndez Valdés, Moratín, Marchena, Llorente; Lista, Hermosilla, Miñano; Maury, Pérez del Camino; y un año más tarde, al restablecerse, con el regreso de Fernando VII, el absolutismo hubieron de seguirles los liberales que como tales se habían distinguido durante los años de guerra: Toreno, Flórez Estrada, Gallardo; quienes no consiguieron salir fueron encarcelados o confinados: Quintana, Argüelles, Martínez de la Rosa, Gallego, Sánchez Barbero, Villanueva. A no menos de diez mil alcanzó el número de emigrados, entre los cuales se contaban los escritores, profesionales, funcionarios y hombres de ciencia más notables de que disponía el país, sangría terrible que basta por sí sola para explicar el marasmo cultural y la ruina literaria en que España se vio entonces sumida.
Pérez del Camino emigró a Francia cuando se retiraron los franceses, dedicándose en el exilio a la literatura. Allí publicó en 1829 su Poética y algún que otro trabajo.
Manuel Norberto Pérez del Camino nació en Burgos el 6 de junio de 1783. Cursó Filosofía en el Seminario Conciliar de San Jerónimo (Burgos) y Jurisprudencia en las universidades de Oñate, Osma, Valladolid y Alcalá, recibiendo el grado de doctor. Tenía veinte y dos años cuando se recibió de abogado de los Reales Consejos, en el supremo de Castilla, incorporándose al Colegio de Madrid.
En 1807 es nombrado agente fiscal de la sala de Alcaldes de Casa y Corte, y al año siguiente fiscal interino de la misma, cargo que desempeñó durante la primera estancia de Bonaparte en Madrid y luego se retiró a Vitoria. Al volver los franceses a la capital optó por restar en su puesto: poco después el Gobierno intruso lo confirmaba en el cargo en propiedad, al que al poco se le unía el de la Junta Criminal. Los desempeñó hasta 1812, en que se le nombra miembro de las juntas que sucedieron a los Consejos; meses más tarde le designaban Gobernador de la Sala. Manuel Norberto Pérez del Camino murió en la ciudad francesa de Cussac-Medoc, el 12 de noviembre de 1842.
Norberto Pérez del Camino acoge en sus versos todos los temas de los prerrománticos, pero posee en los momentos más felices acentos propios y motivos de inspiración preferentes y característicos, que configuran su personalidad: “Ni oiga yo tus suspiros, / ni tus quejidos tiernos: / ¡Ay!, respirar me deja, / que desfallezco y muero”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.
domingo, 29 de abril de 2007
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